En Febrero 21 de 1974, salió a la venta el primer álbum de KISS. ¡Eso es hace cuarenta años de que esto fuera escrito! Vaya que ha sido un viaje loco.
Pero, para el verano de 1972, parecía que Wicked Lester no iba a funcionar, incluso aunque teníamos un contrato discográfico con Epic Records. Así que Paul Stanley y yo nos reagrupamos y comenzamos de nuevo. Salimos de ese contrato con Epic Records y disolvimos Wicked Lester! Esta vez armaríamos una banda que nunca habíamos visto en el escenario, la banda que nosotros queríamos ser. Esta vez, nos aseguraríamos de que teníamos las canciones correctas.
Lo hicimos de la forma correcta.
Nosotros auto financiamos la banda. No teníamos otros socios. No había inversionistas. Solo estábamos nosotros. La mayoría del tiempo sólo estábamos Paul y yo.
Esta vez íbamos a hacerlo de verdad.
Hacer algo grande o irnos a casa.
Pero nosotros no teníamos manager. No teníamos disquera para nuestra nueva banda. No teníamos abogados. No teníamos a nadie que nos guiara o nos diera consejos.
Así que comencé religiosamente a leer publicaciones de la industria de la música como Billboard, Cashbox y Record World. Cada semana, veía los reportes de las listas de popularidad sobre lo que estaba vendiendo y lo que no. Cada semana, sabía qué banda estaba tocando en los recintos y cómo iban en cuanto a finanzas. Cada semana aprendía sobre diferentes figuras en la industria discográfica, quiénes eran, qué hacían y cómo lo hacían.
Era otro tipo de educación que no obtienes en la escuela. Educarse a sí mismo.
Como lo he dicho, siempre he tenido un trabajo o dos, y siempre estuve ahorrando dinero. Así que para mediados de 1972, cuando tenía veintidós años de edad, había sido capaz de guardar $23,000 dólares, lo cual era una suma considerable en aquellos días (y aún lo es para la mayoría de los chicos de veintidós años). Esto también es parte de educarse a sí mismo. Alimentarse es responsabilidad de uno mismo.
Paul tenía un Mustang destartalado, pero ambos solíamos usar el metro y autobuses para transportarnos. Comíamos Hot Dogs en la esquina de la calle veintitrés y Broadway. Nunca fuimos de compras por ropa. Difícilmente gastábamos dinero.
Pero cuando era tiempo de conseguir un lugar que sirviera para los ensayos de la banda y como base de operaciones, no dudamos. La renta costaba doscientos dólares al mes. En 1973, Ace Frehley y Peter Criss se unieron a la banda, que aún se llamaba Wicked Lester.
Peter estaba casado y no trabajaba más que persiguiendo la vida como músico profesional. Él era afortunado de tener a una esposa, Lydia, quien los mantenía a ambos y se entregó a su búsqueda por ser un baterista exitoso en una banda. Eso dejaba la cuenta de las rentas a cargo de Paul y yo. Algunas veces Paul no podía cubrir su parte, así que era mi turno de asegurarme que la renta fuera pagada cada mes.
La banda necesitaba amplificadores. Paul y yo los compramos.
Necesitábamos un sistema de sonido. Paul y yo compramos un Soundboard Peavey de 27 canales y Parlantes, y teníamos amigos que construyeron las cabinas del sistema de sonido. Era barato. Paul y yo pagamos por todo eso. Nosotros no teníamos staff, así que amigos de Ace y Peter solían ayudarnos.
De nuevo, un buen movimiento. Invierte en ti mismo. Si te lo puedes permitir, no pidas prestado. Paga por ti mismo.
Para Navidad de 1972, nos rebautizamos como KISS. Paul pensó el nombre. Ace diseñó el primer logo de la banda, Paul luego lo retocó. Y así nació la versión que vemos hasta estos días.
Yo tomé el teléfono y conseguí algunos clubes pequeños para tocar y Paul salió a rentar algunos camiones repartidores de leche para poder transportar el equipo de ida y vuelta de nuestros shows.
A pesar de algunos tempranos presagios de parte de Ace y Peter, nosotros éramos jóvenes y pensábamos que era una gran aventura.
Esto nos lleva a la importancia de encontrar los compañeros correctos. No puedes hacer todo por ti mismo, y no puede ninguno de nosotros. Cada uno de nosotros por su cuenta puede avanzar un poco. Juntos, tenemos todo el camino por delante.
Para principios de 1973, era tiempo de armar un paquete de prensa para anunciar el nacimiento de KISS y para invitar a la industria de la música a venir a nuestro concierto de presentación en el Crystal Room del Hotel Diplomat. Nosotros éramos la segunda banda en el cartel. The Brats, una banda local popular, eran los estelares. Al final del cartel estaba una banda llamada Luger.
Escribí un contrato para que todas las bandas lo firmaran. Yo no era un abogado y no tengo entrenamiento legal. El porqué pensé que eso tendría un vínculo jurídico (lo tenía) o porqué pensé que las otras bandas lo firmarían (lo hicieron), está más allá de mí. El contrato decía que cada banda tocaría a cierta hora y se bajaría del escenario a cierta hora. Luger subiría a las 08:30 p.m. y bajaría a las 9:15. KISS tocaría a las 09:30 y terminaría a las 10:30. Te Brats, que eran las estelares, subirían al escenario a las 11:00 p.m.
Todo muy bien.
Yo estaba aún trabajando en las oficinas del Consejo Interinstitucional Puertorriqueño, y tenía acceso a todo el equipo de oficina después de horas de trabajo. Así que cuando era tiempo de montar nuestros paquetes de prensa, tomé maquinas de escribir, sobres manila y estampillas para armar un gran paquete de cartas y mandarlas a todas las compañías discográficas, managers, revistas musicales y profesionales de la música cuyas direcciones tomé de las ediciones de final de año de Billboard, Cashbox y Record World.
Nos aseguramos de que ningún nombre de las otras bandas estuviera en las invitaciones que envié a la gente de la industria. La presentación sólo mencionaba a los Maestros del Heavy Metal “KISS” y nuestro horario del concierto, 09:30 – 10:30. Los medios y los mánagers musicales que asistieron, sin duda estaban impresionados cuando vieron la gran sala llena de fans. La mayoría de ellos estaban probablemente ahí para ver a The Brats, pero eso no lo sabía la gente de la industria que fue al show.
Un amigo de Peter que trabajaba en una imprenta, nos hizo el favor de permitirnos reproducir carteles promocionales de nuestro show, lo cuales Paul y yo pegamos en los costados de edificios en Manhattan para ayudar a crear el boca a boca. Y Paul y Peter crearon playeras negras con el logo de KISS brillante, las hermanas de Peter las usaron en el frente del escenario mientras gritaban por nosotros.
Luego, KISS tomó el escenario y lo hizo pedazos. Después nos quedamos media hora para conocer a la gente de la industria y dejar que se fueran antes que la verdadera banda estelar subiera al escenario y nuestra pequeña estrategia quedara expuesta.
El punto es: crea tus propias expectativas. Ya sea que estés en una banda, o si eres un mero vendedor, haz que crean en ti. Hazlos creer que son los últimos en la fiesta y ella está empezando sin ellos. No tienes que mentir, pero tienes que crear una imagen que haga que la gente quiera lo que tienes.
Me reuní con Bill Aucoin justo después del show en el Hotel Diplomat, él y yo nos sentamos a charlar brevemente. Me puse de acuerdo con una chica con la que estaba “saliendo” para que se sentara en mi regazo mientras hablábamos, para dar la ilusión de una gran estrella de rock, cosa que admiraba en mis héroes. Y la suerte estaba echada, funcionó. Bill inmediatamente quizo estar involucrado. En ese tiempo, él estaba produciendo y dirigiendo un programa de televisión llamado Flipside, en el cual entrevistaron a John Lennon entre otras personalidades de la música. Él también producía un juego de TV llamado Supermarket Sweep.
Aucoin accedió a ser nuestro manager. Los contratos se elaboraron y KISS necesitaba un abogado. Nosotros contratamos a Stan Snadowsky, un abogado y promotor musical que agendaba shows en el Bitter End, un club en Greenwich Village. Él siempre nos permitía entrar al club a ver a las bandas (el año siguiente Snadowsky se convertiría en el co-propietario de un nuevo club, el Bottom Line, el cual se convirtió en un lugar fijo de la escena musical de Nueva York por tres décadas). Aucoin necesitaba un abogado también, pero no tenía fondos para pagarlo por su cuenta, así que le presté dinero para pagarlo. Yo pagué todo lo legal en cuanto a KISS. Toda mi austeridad fue dando frutos – literalmente. Con la cantidad de dinero que junté, fui capaz de cubrir muchos de esos gastos tempranos que ayudaron a lanzar nuestra carrera. Nadie más en la banda tenía acceso a dinero, e incluso nuestro nuevo manager tenía pocos recursos. Así que todo dependió de mí.
En cuestión de seis meses, en el otoño de 1973, ya estábamos grabando nuestro primer álbum para Casablanca Records, con los productores Kenny Kerner y Richie Wise en el legendario estudio de Manhattan, Bell Sound, justo en la calle del Studio 54. Ëramos jóvenes, no teníamos experiencia, y simplemente no podíamos creer lo que estaba pasando.
Entre los dos trabajos que tenía en ese tiempo, yo estaba recibiendo cerca de $300 dólares por semana, una larga suma para ese tiempo. Cuando renuncié a mis trabajos para dedicar tiempo completo a KISS, pasé de $300 al salario semanal de $75 dólares que la banda ahora me pagaba. Eso es lo que teníamos todos al principio, aunque dentro de unos pocos meses nuestro salario aumentó a $85 – y eso sin considerar impuestos.
Pero eso no nos importaba. Estábamos haciendo lo que amamos. Estábamos en una banda. Y creíamos en lo que estábamos haciendo.
Si no habría tenido mis ahorros de todos esos trabajos en los que estuve, quizá habría continuado trabajando y no habría sido capaz de enfocarme en llevar a KISS al siguiente nivel. “No renuncies a tu trabajo” es muy a menudo un buen consejo, a menos que puedas permitirte hacer otra cosa.
La historia de KISS ha sido muy contada en libros, películas y documentales. Así que no entraré a eso aquí. En su lugar, voy a regresar a mis observaciones sobre mi aparente falta de calificaciones para cualquier actividad de negocios que yo persiguiera, empezando por la música.
El campo de la música popular está poblada en su mayoría por gente que no está calificada. Ellos nunca fueron a la escuela para aprender qué hacer. De hecho, ellos apenas entienden lo que hay que hacer. Simplemente lo hacen. Yo no puedo leer o escribir música, pero he escrito cientos de canciones.
Nunca me dieron lecciones de música. Nunca tuve un maestro de música que me mostrara cómo tocar guitarra, o el bajo, o el teclado, o la batería, y aún así puedo tocar todos ellos lo suficientemente bien para poder escribir canciones y grabar demos.
Y difícilmente estoy solo con mi falta de calificaciones musicales. De hecho, estoy en muy buena compañía, incluyendo a las más icónicas figuras de la música.
Elvis Presley no podía escribir o leer música. The Beatles nunca aprendieron a leer o escribir música, y nunca tomaron lecciones para aprender a tocar sus instrumentos. Ellos simplemente se enseñaron a sí mismos.
Puedes seguir la lista, Jimi Hendrix, The Beatles, The Rolling Stones, Foo Fighters, Green Day. Muchos de ellos son autodidactas, muchos de ellos nunca tomaron clases y aún así no tienen problema para escribir sus canciones. Es como aprender a hablar un nuevo idioma, pero nunca aprender a escribirlo o a leerlo.
Mi punto es que en cualquier campo que elijas, depende de ti educarte para convertirte en un empresario efectivo. Y no puedes usar a falta de entrenamiento formal como una excusa para no perseguir el éxito que deseas.
Me di cuenta muy temprano que esta cosa a la que había entrado, nunca se le llamaba simplemente música. Siempre se le dice negocio de la música, negocio del espectáculo, negocio del cine.
Intrínsecamente, todo es un negocio.
Todo tiene, o debería tener un balance general.
Todo tiene, o debería tener un presupuesto.
Todo tiene, o debería intentar tener un afán de lucro.
Trabajo, religión, una banda de Rock.
Y TÚ.
TÚ eres un negocio.
TÚ debes tener un presupuesto.
TÚ debes tener un balance general.
TÚ debes tener un afán de lucro.
YO lo tenía antes.
Y lo tengo ahora.