Paul Stanley sobre ser padre

Siempre había creído que tener hijos sería una experiencia maravillosa. Sin embargo, no comprendí la verdadera profundidad y significado de ese momento hasta que corté el cordón umbilical. Hasta entonces, la vida me parecía una secuencia sin mucho propósito: naces, existes un tiempo y luego desapareces. Todo carecía de sentido. Pero en cuanto sostuve a Evan en la sala de partos y nuestras miradas se cruzaron, lo entendí con absoluta claridad: la vida no termina. Estamos aquí para mejorar el mundo a través de nuestros hijos, y en ellos continuamos viviendo.

Fue abrumador mirar a esa pequeña persona que acababa de llegar al mundo y darme cuenta de que, de algún modo, yo seguiría adelante. Era el mismo ciclo que ha existido desde el principio de los tiempos: una continuidad que trascendía mi existencia individual. Viviría a través de él.

De regreso a casa desde el hospital, estaba completamente aterrado. Conducía con una lentitud desesperante, obsesionado con la seguridad del pequeño ser que llevaba en el asiento trasero. Sabía que los recién nacidos no tienen fuerza en el cuello para sostener la cabeza, y temía que un mal ángulo pudiera cortar el flujo de sangre al cerebro. Avanzaba a paso de tortuga, apenas a ocho kilómetros por hora, vigilando sin descanso el espejo retrovisor para asegurarme de que su cabeza estuviera en la posición correcta.

Su nacimiento me brindó una respuesta clara a una de las grandes preguntas de la vida: ¿por qué estamos aquí? Estamos aquí para cuidar, amar y preparar a nuestros hijos, dejando algo mejor en este mundo que el que encontramos.

Este momento crucial me recordó una experiencia de años atrás en Hawái, cuando creí que iba a ahogarme. En aquella ocasión, lo único que cruzó por mi mente fue la desesperante idea de que el mundo continuaría sin mí, como si mi existencia no importara. Sin embargo, al sostener la mirada de mi hijo, algo en mí cambió profundamente: dejé de ser el centro del universo y, con alegría, le cedí ese lugar a él.

Cristhian Merlin
Cristhian Merlin
Amante de la música, las series, la tecnología... Y a veces de KISS. Creando contenido digital desde hace más de 20 años. Culpable de que exista KISSmanía.